El poder político de la música: una ponencia inspiradora de Dave Randall en Music Week Poland

La mañana arrancó con energía y reflexión en la jornada inaugural de Music Week Poland gracias a una ponencia contundente del músico, activista y escritor Dave Randall. Su intervención, lejos de limitarse a un análisis superficial de la relación entre música y política, fue una llamada a la acción clara y sin concesiones, planteando cuatro ejes fundamentales para repensar el papel de la música en la sociedad contemporánea.

Desde el primer momento, Randall nos recordó una verdad que resuena con fuerza en quienes vivimos y respiramos música: las ideas progresistas y las nuevas corrientes musicales más emocionantes suelen nacer en los márgenes. No vienen de los despachos ni de las grandes plataformas; vienen de comunidades oprimidas, de voces que durante mucho tiempo han sido silenciadas. Y por ello, dijo, debemos luchar por una política que redistribuya la riqueza y reduzca las desigualdades. “No sólo para los niños ricos de ciertos barrios”, recalcó, “ni sólo para los varones, ni para los que no tienen discapacidades”. Habló de la importancia de financiar la educación musical pública y accesible, así como eventos comunitarios que celebren la diversidad y los espacios donde estos puedan realizarse.

Uno de los momentos más potentes de la charla llegó cuando hizo un llamado a poner en orden “nuestra propia casa”: la industria musical. Con valentía, denunció el racismo estructural, la objetificación de las mujeres y la falta de diversidad en los órganos de poder de la industria.

El tercer eje de su intervención fue un llamado a la conexión con movimientos políticos más amplios. La música, dijo, nunca ha sido solo entretenimiento: ha sido, y debe seguir siendo, una herramienta poderosa de movilización. Randall instó a los presentes a colaborar con organizaciones que luchan contra la guerra, el racismo, las corrientes políticas extremistas y la crisis climática. Subrayó que la música con impacto social no nace en el vacío; es más efectiva cuando forma parte de movimientos organizados.

Finalmente, cerró su discurso con una reflexión poco común en este tipo de conferencias: una crítica a la dependencia excesiva de la industria musical de las plataformas digitales y los algoritmos. “Valley billionaires are already too rich and powerful”, nos dijo con una mezcla de ironía y preocupación. Se lamentó de que hoy en día los artistas emergentes sientan que tienen que “hacer todo el trabajo pesado” en redes sociales para ser tomados en serio. “Demasiado tiempo frente a la pantalla no es bueno para nuestra salud mental ni para la sociedad”, añadió. Aunque reconoció no tener una solución definitiva, mencionó su admiración por las ideas del escritor Cal Newport y su concepto de minimalismo digital: interactuar con el mundo online con una intencionalidad consciente, en lugar de dejarnos arrastrar por la lógica implacable del algoritmo.

Como gesto simbólico, y quizá como un guiño a esa propuesta de desconexión deliberada, Randall concluyó su intervención diciendo que no iba a pedirnos que lo siguiéramos en redes sociales. En su lugar, nos animó a comprar su libro “Sound System: The Political Power of Music” en formato físico, reivindicando el valor de los medios tangibles en tiempos de saturación digital.

En un mundo donde la industria a menudo se mueve por métricas y superficialidad, la ponencia de Dave Randall fue un soplo de honestidad y profundidad. Una invitación, clara y urgente, a reimaginar el rol del arte en la lucha por un mundo más justo. Sin duda, uno de los momentos más memorables de esta primera edición de Music Week Poland.